Dirección: Julián Schnabel
Basquiat, el primer pintor negro que llego
a las esferas más altas de la “elite” cultural. Y tal como anuncia el prólogo da
la película: “nadie quiere ser parte de una sociedad que desprecie a otro Van Gogh”…
vaya introducción, perfecta para zambullirnos en lo que el film será.
Primero quiero mencionar que la forma en la
que llegue a ver esta película fue debido al libro de Gloria Camarero (Pintores
en el cine), una exquisita aproximación por más de veinte películas que abordan
al pintor como protagonista principal, entre ellos Picasso, Goya, Pollock,
Miguel Ángel, entre otros. Sin embargo y gracias al contagio reciente que mi
hermano me había transmitido por el arte expresionista fue Basquiat el que más
había llamado mi atención. La siguiente acción: correr a buscar la película, al
no encontrarla tuve que descargarla la cual acabo de verla ayer.
Sobre Basquiat solo conocía las fotografías
que se había tomado junto a Andy Warhol y la reconfiguración que había hecho de
la obra “Mona Lisa”.
En segundo lugar había comenzado a revisar
la filmografía de Julián Schnabel, al cual conocía solo por la espléndida “la
escalafandra y la mariposa”. Así que encontrar una unión –según yo-, entre este
director y Basquiat, es un gusto que no me podía perder. El resultado: mis
expectativas fueron colmadas con creces.
Basquiat para quienes aún no lo conocen es
un pintor –a pesar que el termino queda como corsé, ya que este además era
músico y planeaba escribir poesía también- neo expresionista y por lo tanto
posmoderno, que salto a la fama a inicios de los años 80, hasta ahí casi nada
sorprendente. Sin embargo este artista a la corta edad de 20 años logra
engrosar un poco más la lista de genios del arte, primero como pintor callejero
y de graffitis para luego dejar su huella en el arte moderno.
Este es un buen pie para mencionar la
ascendencia negra de Basquiat pero a la vez francesa y americana, simbiosis que
se proyecta en su obra siempre con referencias a su ascendencia y su origen centro-afro-americano,
Memorable la respuesta, en la entrevista a
Basquiat en la que un incisivo periodista, interpretado por Cristopher Walken
pregunta:
-
Se considera un pintor o un
pintor negro
A lo que Basquiat responde:
-
(Yo) uso colores no solamente negro….
Jean Michael Basquiat fue de origen
haitiano, pero crece en Nueva York, debido a su condición yonki las plazas y el
cartón terminan siendo su casa y cama respectivamente. Su actividad artística
comienza con ácidos escritos en graffiti por las calles neoyorquinas (graffitis
que terminaron valiendo un potosí). Sin el mérito de hacer un recorrido por su biografía
(ya que ese no el objetivo del post), logra llamar la atención debido a un
casual encuentro con un crítico de arte, no sin antes tener un brevísimo
encuentro con Warhol (el cual se convertirá en su amigo años después).
La película de Scnabel, manteniendo la
lógica del cine biopic hace un recorrido casi cronológico por la vida del
artista, sin embargo este método ya clásico de abordar la vida de alguien en el
cine, no deja de ser esplendido, todo depende de cómo se lo haga, Scnabel, lo
hace con pulso de artista, lo cual sin duda es, a esto se debe sumar el
soberbio elenco que se mandó: comenzando con David Bowie interpretando a
Warhol, Benicio del Toro, Gary Oldman, Courtey Love, Dennis Hopper y Cristopher
Walken en un reducido pero inigualable papel de amarillista reportero, el cual
a toda costa intenta atacar a Basquiat usando la raza y el origen como
argumento principal, el resultado, Walken salió escaldado en el intento.
Lo que tenemos acá es una serie de
personajes de características similares, de alguna forma enrolados en el
mundillo del arte, sea este callejero o de sala de exposiciones con caviar y a
lo loco. Conocidos en su mayoría, acá, me refiero a los personajes no a los
actores. Por lo tanto nada flojos estéticamente, esto, por el parecido físico
que debían cumplir para con el personaje que encaran, lo cual nos lleva al
carácter de los mismos, Si a esto sumamos los planos abiertos y quietos, el
melodioso y nostálgico paisaje neoyorquino sumado a la música de fondo tenemos
una película de reflexión sobria casi nublosa, esto último por la importancia
dramática de los encuadres, los ambientes la tristeza y la nostalgia del
artista.
Estos elementos no solo se perciben como
espectador sino que son parte del personaje los cual nos llevaría de antemano a
un final gris, Basquiat caminando sin dirección, demasiado drogado pero sobre
todo demasiado lastimado, en esa inolvidable secuencia con una bata, caminar
pausado, llagas en el rostro y una extraña epifanía se cruza por su lado, las
reiteradas imágenes pop de la playa hacen su última aparición. Sin embargo el
fin aun no llega Basquiat es encontrado por su amigo y surfea con una sonrisa,
viento y sobre cuatro ruedas,
Al final Basquiat recuerda una historia
sobre un rey cautivo y el sonido de auxilio que producía el golpe de su corona
con los barrotes de su celda. Poética reflexión sobre su salida final:
anunciando su salida.
Como suele suceder esta película paso casi
desapercibida, salvo para algunos círculos y festivales de cine y ahora el
internet. Imprescindible y recomendable, no solo para los amantes del cine sino
también de las artes plásticas, y cualquier romántico en general.
Calificación:
8/10
No conocía nada sobre él, pero todo lo que le rodea unido a tu manera de contarlo han despertado mi interés.
ResponderEliminarEs bueno estar de vuelta. Cuídate.
http://popfilaxis.blogspot.com.es/2013/04/mazel-tov.html